…“Un adicional”…
Estimados Hermanos,
Comparto con ustedes un tema que puede transformar la Masonería y fortalecer nuestra comunidad: la necesidad de ampliar nuestra membresía. Todos sabemos que la fuerza y la influencia de la Masonería no radican solo en el número de nuestros miembros, sino principalmente en la calidad de los mismos. Sin embargo, el aumento de nuestros miembros con hombres dignos y capacitados nos permitirá fortalecer la luz que ofrecemos a la sociedad y llevar a cabo nuestra labor con aún mayor fuerza e impacto.
Imaginemos lo que podríamos lograr si cada uno de nosotros aquí hoy hiciera un simple gesto: proponer a un hombre digno de su entorno para que se una a nuestra Gran Logia. No es algo difícil. No requiere más que la intención y la reflexión. Estoy seguro de que todos conocemos a alguien que cumple con los requisitos, alguien que tiene la integridad moral, la búsqueda espiritual y el corazón para participar en nuestra labor.
Reflexionemos sobre lo rápido que podría duplicarse nuestra fraternidad si todos tomáramos esta iniciativa. Cada nuevo hermano que traigamos a nuestro lado no es solo una adición a la cantidad de nuestros miembros. Es una persona que puede enriquecer nuestros trabajos con nuevas ideas, con un fervor por el servicio y con la energía fresca que todos sabemos cuán importante es.
Sin embargo, queridos Hermanos, esto requiere acción. Requiere la decisión de cada uno de nosotros de asumir la responsabilidad y proponer al hombre más digno que conocemos. Debemos elegir con cuidado, pero no dudar. La historia de la Masonería está llena de ejemplos de hombres que trajeron cambios significativos a la sociedad a través de la luz que recibieron de nuestras Logias. Piensen en cuántos otros hombres allá afuera están buscando esta luz, sin saber dónde encontrarla.
Es, por lo tanto, nuestro deber ofrecerles esto. Darles la oportunidad de vivir el único estilo de vida masónico, desarrollarse espiritualmente y éticamente, y contribuir, a su vez, a nuestra sociedad.
Comprometámonos, entonces, a dar este pequeño paso. Porque puede ser pequeño para cada uno de nosotros individualmente, pero es grande para nuestra fraternidad y su futuro. Seamos todos las antorchas que llevarán esta luz a otro hombre digno. Fortalezcamos nuestra Gran Logia con nuevos miembros, con nuevas almas que se unirán a nosotros en nuestro camino común.
Gracias, y espero ver nuestras filas fraternales crecer y fortalecerse gracias a sus acciones e iniciativas. Porque, Hermanos míos, esto no es solo un paso hacia el crecimiento, sino también un paso hacia el fortalecimiento de nuestra obra y nuestra misión.
Avancemos con determinación, con fe en nuestros valores, y con la certeza de que ofrecemos lo mejor que podemos a la Masonería y a la sociedad que nos rodea.
¡Viva la Masonería!
Comparto con ustedes un tema que puede transformar la Masonería y fortalecer nuestra comunidad: la necesidad de ampliar nuestra membresía. Todos sabemos que la fuerza y la influencia de la Masonería no radican solo en el número de nuestros miembros, sino principalmente en la calidad de los mismos. Sin embargo, el aumento de nuestros miembros con hombres dignos y capacitados nos permitirá fortalecer la luz que ofrecemos a la sociedad y llevar a cabo nuestra labor con aún mayor fuerza e impacto.
Imaginemos lo que podríamos lograr si cada uno de nosotros aquí hoy hiciera un simple gesto: proponer a un hombre digno de su entorno para que se una a nuestra Gran Logia. No es algo difícil. No requiere más que la intención y la reflexión. Estoy seguro de que todos conocemos a alguien que cumple con los requisitos, alguien que tiene la integridad moral, la búsqueda espiritual y el corazón para participar en nuestra labor.
Reflexionemos sobre lo rápido que podría duplicarse nuestra fraternidad si todos tomáramos esta iniciativa. Cada nuevo hermano que traigamos a nuestro lado no es solo una adición a la cantidad de nuestros miembros. Es una persona que puede enriquecer nuestros trabajos con nuevas ideas, con un fervor por el servicio y con la energía fresca que todos sabemos cuán importante es.
Sin embargo, queridos Hermanos, esto requiere acción. Requiere la decisión de cada uno de nosotros de asumir la responsabilidad y proponer al hombre más digno que conocemos. Debemos elegir con cuidado, pero no dudar. La historia de la Masonería está llena de ejemplos de hombres que trajeron cambios significativos a la sociedad a través de la luz que recibieron de nuestras Logias. Piensen en cuántos otros hombres allá afuera están buscando esta luz, sin saber dónde encontrarla.
Es, por lo tanto, nuestro deber ofrecerles esto. Darles la oportunidad de vivir el único estilo de vida masónico, desarrollarse espiritualmente y éticamente, y contribuir, a su vez, a nuestra sociedad.
Comprometámonos, entonces, a dar este pequeño paso. Porque puede ser pequeño para cada uno de nosotros individualmente, pero es grande para nuestra fraternidad y su futuro. Seamos todos las antorchas que llevarán esta luz a otro hombre digno. Fortalezcamos nuestra Gran Logia con nuevos miembros, con nuevas almas que se unirán a nosotros en nuestro camino común.
Gracias, y espero ver nuestras filas fraternales crecer y fortalecerse gracias a sus acciones e iniciativas. Porque, Hermanos míos, esto no es solo un paso hacia el crecimiento, sino también un paso hacia el fortalecimiento de nuestra obra y nuestra misión.
Avancemos con determinación, con fe en nuestros valores, y con la certeza de que ofrecemos lo mejor que podemos a la Masonería y a la sociedad que nos rodea.
¡Viva la Masonería!
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