Mensaje del Gran Maestro
Queridos Hermanos,
Bienvenidos a la Gran Logia Nacional de Grecia. Como 14º Gran Maestre desde la fundación de la Gran Logia el 7 de junio de 1986, extiendo mis más cordiales saludos a todos los Hermanos y visitantes que exploran nuestra fraternidad elegida. Nuestra Gran Logia está profundamente arraigada en los principios atemporales de la Francmasonería, haciendo hincapié en la integridad, la fraternidad y la búsqueda de la iluminación. Nosotros, la Gran Logia Nacional de Grecia, creemos firmemente en el poder de la unidad y en la influencia transformadora de la sabiduría colectiva. Nuestras puertas están siempre abiertas para aquellos que buscan la mejora de la humanidad y de sí mismos. Iluminemos juntos el camino de la virtud y el conocimiento, encarnando el verdadero espíritu de la Francmasonería.
Permítanme presentarles un tema que podría transformar la Masonería y fortalecer nuestra comunidad: la necesidad de ampliar nuestra hermandad. Todos sabemos que el poder y la influencia de la Masonería se basan no sólo en el número de nuestros miembros, sino también en su calidad. Sin embargo, aumentando nuestras filas con hombres dignos y capaces, podremos realzar la luz que ofrecemos a la comunidad y cumplir nuestra labor con mayor impacto.
Imaginen lo que podríamos conseguir si cada uno de nosotros diera un sencillo paso: proponer a un hombre notable de su propio entorno para que se una a nuestra Gran Logia. No es difícil. Sólo requiere intención y reflexión. Estoy seguro de que cada uno de nosotros conoce a alguien que cumple los criterios, alguien con integridad moral, curiosidad intelectual y ganas de unirse a nuestro trabajo.
Piensa en lo rápido que podría duplicarse nuestra fraternidad si todos tomáramos esta iniciativa. Cada nuevo Hermano que incorporamos a nuestras filas no es sólo un miembro más. Es alguien que puede enriquecer nuestro trabajo con nuevas ideas, pasión por el servicio y la energía renovada que todos sabemos que es tan importante.
Pero, queridos hermanos, esto requiere acción. Requiere que cada uno de nosotros asuma su responsabilidad y proponga al hombre más digno que conozca. Debemos elegir con cuidado, pero no debemos dudar. La historia de la Francmasonería está llena de ejemplos de hombres que han provocado cambios significativos en la sociedad gracias a la luz que han recibido de nuestras Logias. Piensa en cuántos hombres más están buscando esa luz sin saber dónde encontrarla.
Por lo tanto, es nuestro deber ofrecérselo. Darles la oportunidad de vivir la singular vida masónica, de crecer espiritual y moralmente, y de contribuir, a su vez, a nuestra sociedad.
Comprometámonos todos a dar este pequeño paso. Porque puede que sea un pequeño paso para cada uno de nosotros, pero es un gran salto para nuestra hermandad y su futuro. Seamos todos los portadores de la antorcha que llevarán esta luz a otro hombre extraordinario. Fortalezcamos nuestra Gran Logia con nuevos miembros, con nuevas almas que se unan a nosotros en nuestro viaje común.
Gracias, y espero ver crecer y fortalecerse nuestras filas gracias a vuestras acciones e iniciativas. Porque, hermanos, este no es solo un paso hacia el crecimiento, sino un paso hacia el fortalecimiento de nuestro trabajo y nuestra misión.
¡Viva la Masonería!
Con estima,
El Gran Maestro

